La crítica, el desprecio, la arrogancia, la ironía, la culpabilización son formas de protección que utilizamos en la lucha por el poder para ocultar nuestras verdaderas intenciones.
Protecciones que nos sirven para dar una imagen mejor que la que somos y disfrazar nuestro auténtico yo. Las utilizamos cuando queremos el poder que no tenemos. Cuando la ambición desmedida no nos permite sentirnos poderosos y plenos por nosotros mismos.
Pero cuando se alcanza el poder quedan al descubierto, vía los hechos, nuestras verdaderas aspiraciones. Ya no resulta necesario ocultar la ambición personal; la inhibición latente desaparece, y el “verdadero yo” emerge.
Para conocer bien a alguien, démosle el poder que ambiciona. Mientras tanto, es como explicar a qué sabe una manzana antes de probarla.
Luis Aoiz, Organizational Consultant; Leadership & Team Development